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Los partidos políticos, el gran problema de España

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Albert Reyes

Albert Reyes
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Los partidos políticos, el gran problema de España

El Círculo de Economía, poderoso lobby económico y empresarial, acaba de culpar a los políticos de la actual parálisis del país en su último informe de opinión de actualidad, titulado "Horizonte 2012. Cambio económico y responsabilidad política", y pide también reformas urgentes, no sólo económicas sino, sobre todo, políticas.

Tras afirmar que "España se enfrenta a una grave crisis económica e institucional que pone en serio riesgo los grandes avances alcanzados durante la democracia", en Círculo señala a los partidos políticos como los grandes culpables del drama español y sostiene que España "sufre una crisis institucional" derivada de determinadas prácticas de los partidos que desprestigian la política y de la parálisis en instituciones del poder judicial o la "aparente falta de misión" del Senado. Por ello, exige una reforma "en profundidad" de la ley electoral y de la financiación de partidos.

La opinión del Círculo coincide con la de los ciudadanos, que en las encuestas señalan ya a los políticos como su cuarta gran preocupación, por delante del terrorismo, y con la de miles de comentaristas políticos, intelectuales y analistas, que miran a los partidos y a los políticos profesionales como el más grave problema de España y como el principal obstáculo para el resurgimiento y la regeneración.

Ciertamente, aunque no todos los políticos son corruptos e indeseables, la densidad de los malos es tan alta que contamina al colectivo por completo, hasta el punto de que muchos ciudadanos piensa que los políticos y sus partidos son hoy el mayor drama de España, su mayor lastre y la peor amenaza ante el futuro.

Lo han invadido todo y han acumulado un poder casi ilimitado, antidemocrático y generador de desigualdades, desequilibrios y abusos; han destruido la democracia y la han sustituido por una sucia oligocracia que no merece respeto alguno; han aplastado a la sociedad civil, colocándola en estado de coma; han abierto las puertas de la democracia a la corrupción y han nutrido sus filas de corruptos e indecentes; han expulsado al ciudadano de la política, que han acaparado como monopolio; con su mal ejemplo, han degradado el sistema y debilitado los valores y principios que regían la convivencia; se han apoderado de todo lo que generaba poder y dinero, penetrando en todos los rincones de la sociedad, incluso en santuarios donde su presencia es nociva e indeseable. Son los partidos políticos, concebidos en un principio como piezas claves de la democracia, pero transformados hoy, después de un lamentable proceso de degradación, en los principales culpables del drama español y en los mayores obstáculos para la regeneración económica, social, cultural y política de España.

Ya es hora de reconocer la verdad. Los partidos políticos fueron admitidos en democracia con grandes cautelas porque no eran fiables. En la Revolución Francesa estaban proscritos y en el nacimiento de los Estados Unidos fueron rechazados como agrupaciones que tendían al dominio y al comportamiento mafioso. Se les permitió entrar en el sistema siempre que sirvieran para incrementar la participación de los ciudadanos en la vida política y para llevar la voz del pueblo hasta el poder, pero los partidos han abandonado sus espacios intermedios de puente para apoderarse del Estado y de la sociedad, convirtiéndose en los grandes dramas de la sociedad moderna y en los peores enemigos de la ciudadanía.

Se han apoderado de las universidades, de las cajas de ahorros y de multitud de asociaciones ciudadanas culturales y sociales. En la enseñanza, sector clave por su influencia en niños y jóvenes, han doblegado la independencia y subyugado la libertad, imponiendo asignaturas doctrinarias, colocando a sus "enviados" para que dirijan los centros y doblegando a los privados a través de subvenciones y conciertos. Donde todavía no se atreven a penetrar, compran voluntades y maniatan la independencia a través del dinero, pactos, concesiones y privilegios, muchas veces opacos y generalmente inconfesables. En la sociedad civil, un reducto que la democracia exige que sea independiente y libre para que sirva de contrapeso al poder, ya lo dominan casi todo y pugnan por doblegar a los que resisten: medios de comunicación, iglesias, fundaciones, asociaciones, colegios profesionales y hasta asociaciones de consumidores y de vecinos.

Los partidos políticos se han convertido en "el problema" de España. Se reparten el poder, lo politizan todo y se ponen de acuerdo entre ellos para incrementar constantemente su poder. Nombran presidentes en las cajas de ahorros y en decenas de instituciones que deberían ser libres y profesionales, mientras ellos se dotan de sueldos de lujo y de pensiones que cuadruplican en ventajas a las de los profesionales más destacados.

Son un cáncer y España no podrá salir del foso al que está siendo conducida por sus políticos hasta que la democracia no sea instaurada realmente y los déspotas, corruptos y sinvergüenzas, muy abundantes en las filas de los partidos, no sean expulsados, encarcelados o arrojados al basurero del desprestigio y del desprecio cívico.

http://www.votoenblanco.com/Los-partidos-politicos,-el-gran-problema-de-Espana_a3291.html

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